Feeds:
Posts
Comments

Archive for the ‘Cine y Televisión’ Category

En sus últimos años en el Jubilo Iwata

Probablemente el nombre de Masashi Nakayama le suene a algún muy fanático del fútbol que recuerde todo de los Mundiales, o por qué no, a quien se atreva a tener conocimientos medianamente profundos sobre la J-League de Japón. La realidad es que nuestro protagonista de hoy no ha adquirido demasiada notoriedad fuera de estos círculos, aunque dentro de ellos, la vigencia le pinta de cuerpo entero.

De Nakayama debemos saber que nació en el barrio de Okabe, en Shizuoka, el 23 de septiembre de 1967, y aunque sacando la cuenta rápidamente podríamos creer que se trata de un ex futbolista consagrado, con alguna historia resonante a cuestas, lo cierto es que ha sido escogido para ilustrar estas páginas, porque a sus 44 años él ha decidido seguir escribiendo su propio cuento, aún como profesional, y eso lo distingue.

Masashi comenzó su carrera siendo apenas un adolescente, cuando se unió a las fuerzas del Fujieda-Higashi H.S. Con apenas 16 años,  ya que el equipo tenía su sede cerca del centro escolar donde estudiaba por las mañanas. No obstante, dos temporadas más tardes ya se había hecho un nombre en su región, y por eso fue contratado, aunque en una cifra irrisoria y por cuestiones de aprendizaje, por el conjunto de la Universidad de Tsukuba, famosa en Japón por haber sido cuna de otros importantes deportistas, políticos y académicos.


En este equipo jugó, aunque de forma amateur claro está, entre los años 1986 y 1990, convirtiéndose desde luego en uno de los referentes históricos en lo que a futbolistas refiere dentro de la casa de estudios. Pero al finalizar los mismos se dio cuenta de que era más fuerte su amor por el deporte que por los libros, y no dudó en aceptar una propuesta del conjunto Yamaha Motors, que lógicamente era “bancado” por la gigante automotriz.

El problema en este conjunto fue que, a pesar de que había logrado el ascenso a Primera División en 1988, no pudo acoplar sus instalaciones ni logística a la categoría más profesionalizada del fútbol nipón, y por tanto, la propia Yamaha decidió autorelegarse nuevamente a Segunda. Todo cambio en 1994, cuando sí se aprovechó la oportunidad de arribar a la máxima categoría, de la mano de futbolistas como Dunga, de decisiva influencia en sus compañeros. Para entonces, el equipo ya se llamaba Júbilo Iwata, y tenía como objetivo afianzarse entre los grandes de la J-League.

En los años que comprenderían desde el afianzamiento en Primera, hasta el tener la posibilidad de luchar títulos, la eficacia de Nakayama creció considerablemente, siendo siempre un titular indiscutible de su conjunto. Concretamente, entre 1994 y 1997, anotaría 30 goles en 84 encuentros, cuando además su promedio de la Universidad era de cerca de un tanto por partido.

En el Mundial de Francia 1998

Desde ese mismo 1997, comenzaría la etapa de mayor gloria del Júbilo Iwata, ya que en los siguientes seis años, el club se alzaría con tres ediciones de la J-League, finalizando además segundo en las otras tres oportunidades. Sus actuaciones en otras competencias fueron igualmente destacables, obteniendo una Copa del Emperador, el trofeo más importante de Japón; además de dos Supercopas locales.

Llegado 1998, Nakayama lograría establecerse como un eterno del fútbol japonés y mundial, al lograr convertir 3 o más goles en cuatro partidos consecutivos. Fue en abril se ese año, marcando 4 veces al Cerezo Osaka, otras 4 al Sanfrecce Hiroshima, nuevamente 4 frente al Avispa Fukuoka y 3 dianas al Sapporo Consadole.

Durante estas temporadas, Nakayama terminaría de convertirse no sólo en un referente del equipo, aportando una cantidad de goles por encima de la media de uno cada dos encuentros. Esto le serviría además para participar en los Mundiales de Francia, y Japón y Corea, anotando el único gol de su selección en el primero de ellos, ante Jamaica, pero siendo suplente en los encuentros del que se disputó en sus tierras, y terminando sin conquistas en éste.

Luego de aquellas temporadas de gloria, la realidad del Júbilo Iwata comenzó a alejarse de la posibilidad de disputar instancias finales de los torneos que jugaba, lo que provocó también una considerable merma en el rendimiento de nuestro protagonista, que ya nunca volvió a las cifras de antaño. Durante algún tiempo incluso, se llegó a especular con la posibilidad de su retiro ya que no le veían utilidad dentro del equipo, y sus ya más de 36 años.

Sin embargo, y a pesar de ello, Nakayama siguió siendo titular indiscutido en el Júbilo Iwata hasta el 2009, y aunque no ya como titular en la mayoría de las alineaciones, sí recibiendo siempre el mismo apoyo por parte de los fanáticos del Júbilo, que incluso le dedicaban una canción especial a su nombre. No es para menos, ostenta hasta hoy el récord histórico de anotaciones en la J-League, con 157 goles.

Ya en el Sapporo Consadole

Cuando en junio de ese año su contrato expiraba, muchos de los integrantes del Iwata estaban listos para homenajearlo como era debido, y de hecho lo hicieron. Sin embargo, ellos pensaban que Masashi podría desempeñar algún otro rol dentro del club, con sus 42 años y la basta experiencia conseguida a través de carrera en el deporte de elite. Él los sorprendió con su respuesta: ya tenía un contrato firmado con un club de Segunda.

Se trataba justamente del Sapporo Consadole, un grande del fútbol japonés venido a menos, que esperaba su pronto regreso a la élite, contratando para ello a algunas figuras locales, como en el caso de Nakayama. Desde entonces, y por ya tercera temporada, este futbolista se encuentra activo, a pesar de haber cumplido 45 años hace unos meses. Todo un ejemplo de perseverancia, digno de las más míticas tradiciones orientales.

Su relación con la televisión

Pero la carrera de Nakayama se ha visto rodeada también de otras curiosidades que nada tienen que ver con su vigencia dentro de los terrenos de juego. Entre ellas podemos nombrar que está casado con la reconocida actriz Tomoko Ikuta, famosa en Asia por ser una de las voces protagonistas de la series más famosas a nivel local, “Dae Jang Geum”, que se traduce como “Una Joya en el Palacio”.

Además, el propio Masashi tuvo sus apariciones en la televisión de Japón, al interpretar la voz de su propio personaje animado, que hacía de invitado en la serie de manga y anime “Corazón Hambriento: Goleador Salvaje”. Este programa también cuenta con una gran audiencia en Asia, al punto de que los equipos que allí aparecen se encuentran auspiciados ni más ni menos que por la compañía deportiva Puma.

Por último, durante su momento de mayor apogeo, Nakayama supo ser el hombre de la portada en el lanzamiento del videojuego de consola “Winning Eleven”, en sus ediciones japonesas de los años 2002 y 2003, correspondiendo ambas a la zaga llamada “WE 6”.

Fuentes – [WikipediaTaringaPES Stats DBIFFHSJubilo IwataFútbol con Propiedad]

Read Full Post »

El nacimiento de los denominados “talk shows”, estos programas de entrevistas, se dio en la década del ´50 en Estados Unidos, muy vinculados a los magazines, y tuvieron su forma paradigmática con “El Show de Phil Donahue”. Impusieron un nuevo estilo en los medios, y a pesar de cambios de estilos, su idea originaria se mantiene, generalmente con vivencias personales dentro de una temática prefijada que suele cambiar en cada emisión del programa.

Pero, del otro lado del mundo, en esa década que asistía al origen de este formato televisivo, se criaba en Islandia el pequeño Hermann Gunnarson, un niño extrovertido, con evidente facilidad para los deportes, sobre todo fútbol y handball o balonmano, quien había nacido en diciembre de 1946.
No fue de extrañar entonces, que casi al mismo tiempo, debutara en Primera División del Fútbol de su país, representando al Knattspyrnufélagio Valur, de la capital Reikiavik, cuando apenas tenía 18 años; mientras que, justamente con el mismo equipo, que ya había incorporado al handball a sus disciplinas, también tuvo su debut, ambos en 1964, algo realmente extraño para el deporte mundial, pero en que Islandia no tomó demasiada trascendencia por algunos casos anteriores.

Como mediocampista, Gunnarson representó a este equipo en primer término por cinco temporadas, hasta 1969, cuando pasó al SC Eisenstadt de Austria, aunque no estuvo más de un año en este equipo, y decidió marcharse, ya abandonada la práctica del handball, donde había llegado a representar a su tierra en más de una ocasión a nivel internacional. Su siguiente destino fue el ÍBA Akureyri, también de Islandia.
Pero allí también tuvo un paso fugaz, sin llegar a afianzarse, y por eso regresó al lugar donde siempre se había sentido como en casa, el Valur. Lo hizo en 1971, siendo titular indiscutido hasta 1976, cuando con apenas 30 años, e idolatrado por la afición, decidió retirarse. Sin embargo, como parte de la excentricidad que comenzaba a demostrar, jugó una última temporada como profesional 5 años más tarde, en la 1980/81.
Para entonces, Gunnarson también había vestido la camiseta de Islandia en 20 oportunidades, convirtiendo 6 goles, y liderando una de las mejores épocas históricas de esta selección, entre 1965 y 1975, cuando de todas formas, claro está, los logros a nivel internacional fueron acordes a la trascendencia de su Liga local.
A partir de la década del ´80, Gunnarson comenzó a familiarizarse cada vez más con el ambiente televisivo de su país, al punto de que comenzó a tener su propio programa, un especie de “talk show”, una vez por semana, en una especie de prueba que los productores le hicieron, considerando que era una celebridad en su país, y que tenía un gran arraigo en el público.
El programa fue denominado “Á tali hjá Hemma Gunn”, u “Ocupado con Hammi Gunn”, lo que le valió ese apodo como una especie de seudónimo televisivo, Durante los siguientes años, se convirtió en uno de los más vistos de la televisión sueca, siempre a través del canal estatal “Sjónvarpio”, donde entrevistó a un centenar de famosos de su nación, y algunos extranjeros destacados.
A finales de la década del ´90, decidió un alejamiento de las cámaras, e increíblemente, se traslado a Tailandia, donde sabía que la gente no lo reconocería y podría llevar una vida “normal”, y allí trabajó durante algunos años como guía de turismo. Sin embargo, el amor por la televisión fue más grande, y en 2005 regresó como una gloria viviente a su país, comenzando un nuevo programa semanal en la transmisora privada “Stoo 2”.
Pero no se quedó allí, ya que además, se lanzó como compositor y cantante, habiendo lanzado ya varios discos al mercado, con relativo éxito, y que terminaron de convertirle en un verdadero “showman”. Por esa razón, desde hace un par de años, además, tiene su propio programa en radio, lo que le ha acercado mucho más al público, el mismo que ya le ha idolatrado y apoyados, en por lo menos cinco profesiones, nada mal.

Read Full Post »

Leía el otro día en Marca una noticia acerca del cumplimiento de los 69 años del denominado “partido de la muerte”, del que nunca había escuchado hablar hasta ahora. En la misma, se especificaba que el encuentro había inspirado además la película “Evasión o Victoria”, que contó con el protagonismo de destacados actores, como Michael Caine, Sylvester Stallone y Max von Sydow, además de futbolistas reconocidos, como Bobby Moore, Pelé u Osvaldo Ardiles.

Me pareció imperdonable no tener mayores referencia acerca de este hecho, y por eso mismo me propuse investigar y buscar quienes había sido esos jugadores, o héroes, que se vieron involucrados en esta historia que, como tantas, demostró que el fútbol no puede separarse de las cuestiones políticas y sociales que atraviesan una época.

Aunque podría hablar de alguno de sus compañeros, voy a contar la historia desde el punto de vista de Nikolai Trusevich, a quien podríamos definir en principio como un guardameta de origen ucraniano, que defendía la portería del Dinamo de Kiev cuando estalló la Segunda Guerra Mundial.

Era el 19 de septiembre de 1941, y las tropas de Hitler anexaban la capital ucraniana, por aquel entonces parte de la Unión Soviética, a sus tierras. Los campos de prisiones se llenaron de hombres, sin importar su condición ni profesión. Entre ellos estaba Nikolai, quien había logrado escapar con vida, aunque a sabiendas de ser perseguido de por vida bajo el régimen por sus orígenes.

Una vez comenzada la contienda bélica, el Dinamo de Kiev había dejado de existir de forma temporal, y Trusevich se ganaba la vida mendigando, al mismo tiempo que debía escapar de las SS. Sin techo y con ya notables síntomas de desnutrición sobre su cuerpo, un panadero de nombre Josef Kordik le propuso casa y comida a cambio de trabajo. El guardameta aceptó de muy buena gana, una vez enterado de los orígenes alemanes de su protector.

Sin embargo, la idea de Kordik no era la de brindar asistencia al deportista. El hombre había notado la beta comercial que podía aprovechar dadas las circunstancias, y se dirigió a altos mandos del ejército alemán, a fin de reunir a los mejores futbolistas de Ucrania bajo un nuevo club, y de esta manera comenzar a realizar partidos amistosos ante otros alemanes, para recaudar dinero gracias a la concurrencia del pueblo, que estaba ávido de ver a sus ídolos en acción.

Fue así, que entre esos talleres donde se creaba el pan que alimentaba a buena parte de Kiev, nació el FC Start, conformado por el propio Tursevich, además de siete de sus antiguos compañeros del Dinamo, y otros tres futbolistas del acérrimo rival, el Lokomotiv. Pero a estas alturas, ya no existían rivalidades. Estos hombres que habían sabido ser adorados jugando al fútbol, ahora eran mendigos de guerra, una especie de atracción de circo para los alemanes.

El equipo del FC Start

Los nombres de estos héroes, que conformaron aquel Start, eran: Nikolai Trusevich, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko, Makar Goncharenko, Mikhail Sviridovskiy, Nikolai Korotkykh, Aleksey Klimenko, Fedor Tyutchev, Vladimir Balakin, Vasiliy Sukharev y Mikhail Melnik. Cuando ficharon por su nuevo equipo, varios de estos ya habían contraído neumonía, y llevaban más de dos semanas sin comer de forma decente.

Tan pronto los alemanes se enteraron de la existencia de estas especie de “Selección de Ucrania”, se mostraron ansiosos de enfrentarlos para demostrar, claro, la superioridad de la raza pura. Fue así que organizaron un torneo de seis equipos, cinco de ellos representados por integrantes del régimen.

Para el 7 de junio de 1942, jugaron el primer encuentro ante el FC Start, en el que los ucranianos se impusieron por 7 a 2. Algunas de las curiosidades de este encuentro, fueron que la camiseta de los improvisados eran overoles de trabajo, y que además habían cumplido su jornada laboral la noche anterior.

Cabe destacarse igualmente que luego, gracias a los donativos de los propios pobladores locales que se habían enterado de la noticia, once camisetas rojas, calcetines remendados y unos cuantos pares de botas viejas que les servirían de ahí en adelante.

De hecho, pocos días después, el Start superó también a un combinado de alemanes y húngaros por 6 a 2, y a la semana, derrotaron a un representativo rumano por 11 a 1. Pero nada sería tan decisivo como su victoria, también por 6 a 2, ante algunos de los altos mandos del ejército del “Tercer Reich”. A estas alturas, los “panaderos” eran conocidos en todo el país, e incluso se había ganado la afición de otras naciones.

Los germanos, que no podían soportar la situación, buscaron de cualquier forma destronar a Tursevich y compañía, y por eso arreglaron un encuentro ante los húngaros del MSG, el mejor equipo del imperio, que sin embargo no pudo hacer nada para evitar caer por 5 a 1 frente al Start. Heridos de muerte, buscaron a sus mejores futbolistas entre los integrantes de la Fuerza Aérea, creando el denominado “Flakelf”, un equipo que incluso luego sirvió de propaganda para Hitler, por su contrastada calidad.

El partido se desarrolló tal y como estaba previsto, y la victoria de los ucranianos por 5 a 1 no dejó dudas de cuál era el mejor equipo a todos los presentes. Fue entonces cuando los alemanes, desesperados, desvelaron la maniobra del panadero y el origen de sus rivales, por lo que les habían jurado la muerte.

La previa del encuentro ante los “nazis”

Sin embargo, la soberbia fue más fuerte que ellos, y decidieron organizar un encuentro “revancha”, para evitar la conversión en héroes de los “prisioneros”, y su perpetuidad en la derrota. Hitler y compañía confiaban en una victoria segura luego de amedrentar de todas las formas posibles al Start. El estadio escogido para el trascendental choque era neutral, el del Zenit de Rusia.

Increíblemente, cuando ambos conjuntos salieron al campo de juego, el árbitro se acercó a los futbolistas ucranianos y les dijo: “Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto gritando ¡Heil Hitler!”. Sin embargo, decididos a no dejarse avasallar, los jugadores del Start recurrieron a un viejo truco, ya que gritaron “Fizculthura!”, una proclama a la cultura física que solía realizarse como burla al Fuhrer.

Comenzó el encuentro, y a los pocos minutos, el equipo de la Fuerza Aérea se puso en ventaja, lo que provocaba el regocijo de los jefes militares presentes en el estadio. No obstante, antes de la finalización del primer tiempo, dos jugadas de los ucranianos les pusieron por delante, y se fueron al descanso ganando por 2 a 1.

Pero podía intuirse que el vestuario no era un sitio seguro, y fue así que en esos minutos de recuperación, se acercaron al mismo varios visitantes, con una consigna clara: “si ganan el partido, los matamos a todos”. Esto provocó que algunos futbolistas no quisieran disputar el segundo tiempo, pero Trusevich y algunos otros hombres experimentados del equipo, animaron a los más jóvenes diciéndoles que era preferible “vencer que vivir”. En realidad, su destino estaba sellado desde hacía tiempo.

La segunda parte del encuentro se desarrolló normalmente, y los últimos minutos de partido llegaron con el marcador favorable a los ucranianos por 5 a 3. Allí sucedió una jugada que ha quedado grabada en la memoria de todos los presentes. El delantero Aleksey Klimenko superó a toda la defensa, incluido el arquero alemán, y cuando pudo convertir, regresó a la mitad de cancha y dejó el balón, en un claro signo de desprecio hacia sus adversarios.

La obra que les rinde homenaje

La prensa alemana, lógicamente custodiada por Hitler, resumiría el encuentro de esta singular manera: “Fue un partido entre el Start local y el Flakelf, un encuentro lo de menos fue el resultado. Fue un partido lleno de deportividad e igualdad. Enhorabuena a ambos bandos.

La pasividad de los militares alemanes sorprendió a los jugadores del Start, que incluso siguieron jugando el torneo, al punto de derrotar a otro equipo en su siguiente encuentro por 8 a 0. Pero la suerte estaba echada. Con la vuelta a casa, los oficiales de la Gestapo los estaban esperando…

Demás está decir que todos, a excepción de Goncharenko y Sviridovsky que no estaban en el lugar, fueron aprisionados y llevados al campo de concentración de Siretz. Allí los masacraron brutalmente, empezando por quienes más odio generaban a los alemanes: Klimenko y Trusevich, quien incluso tuvo la grandeza de morir con su buzo de arquero puesto…y hay quien dice que antes de dejar este mundo, afirmó a sus asesinos: “Podéis matarme a mí, podéis asesinarnos a todos, pero el deporte rojo nunca morirá”

Es por eso que hoy se los considera en su país héroes de guerra, ya que aunque no lucharon en un campo de batalla, lo hicieron en uno de fútbol…

Read Full Post »

Jesús María Pereda Ruiz de Temiño, como era su nombre oficial, es conocido por todos los que le quieren como “Chus”. Si bien alcanzó su momento de mayor fama al integrar, siendo parte clave del equipo, la selección española que logró su primer título grande en la Eurocopa de 1964, disputada en España justamente.

Pero su historia tiene un comienzo muy anterior, ya que Pereda nació en Burgos en junio de 1938, pero desde pequeño se asentó, junto a su familia, en el país vasco. Allí comenzó a jugar en algunos pequeños equipos, como el Alcázar y el Balmaseda, hasta que le llegó el llamamiento para formar parte del Indautxu, en el que se haría famoso al menos a nivel regional.

Sus grandes actuaciones en este equipo le permitieron entonces ser convocado para integrar la selección provincial para menos de 16 años, en la cual además de hacerse rápidamente titular, fue designado capitán por sus compañeros. Ya de vuelta con el Indautxu, fue subido al primer equipo, en el que compartió vestuario con algunas viejas glorias del fútbol español, como Raimundo Pérez Lezama.

No obstante, en 1958, tanto Pereda como sus compañeros Miguel Jones y José Eulogio Gárate fueron apartados del club por no haber nacido en la región. Aunque los otros dos prefirieron fichar por el Atlético de Madrid, Jesús cambió de opinión más tarde para sumarse al Real Madrid, con sólo 19 años.

Habiendo debutado ya en primera, Pereda formó parte entonces del equipo que lograría hacerse con la Copa del Generalísimo, disputando parte de esa final. Más allá de eso, sólo había jugado dos encuentros en la Liga de ese año, y decidió marcharse, para tener mayor continuidad, al Real Valladolid, de cara a la temporada 1958/59. Muy pronto se hizo con el equipo sobre sus espalas, y ayudó a que ganara el Grupo I para el ascenso.

Fue entonces que el Sevilla se interesó por sus servicios y le contrató, apenas un año más tarde. Pereda continuó mostrando un gran nivel, y en 1961, el Barcelona le buscaría para ficharle. Mucho más maduro, no podía dejar pasar nuevamente la oportunidad de brillar en uno de los gigantes del fútbol mundial.

Con el Barcelona vivió su época más sobresaliente, siendo un fijo del once titular durante ocho temporadas, convirtiendo además 107 goles en 312 presentaciones, y obteniendo, además del cariño del público, dos ediciones de la Copa del Generalísimo, las de 1963 y 1968, realizando el primer gol en la primera de ellas; y también la antigua Copa de Ferias, equivalente a la UEFA o Europa League, en 1966.

Tras el éxito obtenido en el club catalán, “chus” se marchó en 1969 al Sabadell, donde jugó sólo un año, antes de poner punto final a su carrera en el Mallorca, en 1972. Dejó entonces más de 500 encuentros oficiales disputados, y un recuerdo imborrable para los fanáticos del fútbol.

Su gol ante la Unión Soviética

Paralelamente, sus buenas actuaciones en el Barça le sirvieron, desde luego, para ser convocado a fin de representar a su país. De hecho, se había convertido en un indiscutible desde haber sumado a las juveniles, en este caso al sub21 de España. Para 1964, se esperaba la disputa de la Eurocopa como locales, y los españoles poseían un equipo muy interesante, con futbolistas como el propio Pereda, Luis Suárez, Amancio Amaro, José Ángel Iribar y Josep Maria Fusté, entre otros.

El problema es que, al mismo tiempo, había otras grandes selecciones que buscaban hacerse con el torneo, como la Unión Soviética, Hungría o Inglaterra. De hecho, ya parados en semifinales, tres de ellos se encontraban presentes, a excepción de los británicos, cuyo sitio “natural” había sido ocupado por los daneses.

En la primera semifinal, España derrotó a los húngaros por 2 a 1, anotando el primer gol del encuentro justamente Pereda. En tanto, la Unión Soviética de Lev Yashin había aplastado a los daneses por 3 a 0, y parecía favorita para la gran final del 21 de junio.

Sin embargo, en el encuentro decisivo, Pereda volvió a anotar la apertura del marcador para los locales, cuando solamente se llevaban disputados seis minutos de juego, un récord que aún sigue vigente para estas competencias. Luego, la Unión Soviética igualaría tan sólo dos minutos más tarde, por intermedio de Khusainov.

Luego el partido entró en una meseta, hasta que faltan cinco minutos para el cierre del mismo, Pereda luchó un balón por banda, centró y Marcelino logró batir a Yashin. Curiosamente, la transmisión de televisión tuvo una imperfección, y se debió editar el video de la final, por lo que en la jugada se ve que quien centra no es Pereda, sino Amancio, increíblemente con otra camiseta, para que luego sí, Marcelino convierta la anotación.

Finalmente, tras retirarse, se dedicó buen tiempo a la dirección técnica, pasando por todas las selecciones juveniles españolas, desde la sub16 hasta la sub21, y posteriormente también hizo lo propio con el Xerez y la selección autónoma de Castilla y León.

Read Full Post »