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Archive for the ‘Tragedias’ Category

“¡Yo sé lo que digo, carajo, Tomassini esta vivo!” se puede escuchar aún hoy a algún peruano, al ser consultado por sus hijos o nietos acerca del destino de este futbolista, que según la historia oficial, falleció en la tragedia aérea de Alianza Lima que se produjo en 1987, pero que nunca terminó de confirmarse en cuanto a sus causas, y ni siquiera consecuencias.
Tomassini, el primero a la izquierda, abajo
En cualquier caso, Tomassini fue un futbolista peruano nacido el 29 de junio de 1964, que desde pequeño comenzó su formación profesional en el Alianza Lima, llegando a establecerse en el primer equipo de la institución, en momentos de gloria de la misma, cuando el fútbol de ese país gozaba de una reputación que ha ido perdido con el tiempo, y que ahora sueña con recuperar.
Su caso era totalmente adverso al de la mayoría de sus compañeros, ya que ellos eran en su mayoría proveniente de barrios muy humildes, con problemas de alimentación en su niñez, y de piel morena. Tomassini era totalmente blanco, venía de una familia rica, y había tenido una educación de primer nivel. Para colmo, su estilo fuerte pero tosco, contrastaba con la técnica depurada pero los físicos débiles de sus compañeros.
Llegado 1987, Alianza poseía uno de los equipos más prometedores de su historia, incluso con la contratación del entrenador Marcos Calderón, el que más títulos ha conseguido hasta el momento en el fútbol local. El 7 de diciembre de aquel año, Alianza viajó rumbo a la ciudad de Pucallpa para enfrentarse en un partido correspondiente al campeonato nacional al Deportivo de esas ciudad, con serias chances de consagrarse campeón del torneo.
Los capitalinos se impusieron por 1 a 0, con gol de Carlos Bustamante, y varios de los fanáticos que habían viajado a apoyarlos comenzaron incluso con algunos tímidos festejos. A la hora de regresar a Lima, el equipo arregló con la Marina de Guerra de Perú un vuelo chárter a bordo de un avión Fokker, al día siguiente.
La historia oficial cuenta luego de eso que, a pocos kilómetros de aterrizar en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, el avión cayó en el mar a la altura de la localidad Chalaca de Ventanilla. Las cifras determinaron que el accidente se llevó la vida de 43 personas, entre ellos 16 futbolistas, 5 miembros del cuerpo técnico, 4 dirigentes, 8 barristas, 3 árbitros y 7 tripulantes de la nave.
Imágenes de la tragedia
El único sobreviviente fue el piloto, Edilberto Villar Molina. Mientras tanto, Alianza Lima finalizó su participación en el campeonato de 1987 jugando con juveniles y algunos jugadores prestados por el club chileno Colo-Colo, quien había vivido una tragedia similar y acudió en su apoyo debido a la amistad entre las hinchadas de ambos clubes. Del avión se rescató, además, un balón con el que se había disputado ese último encuentro, y aún hoy está guardado en las oficina de la institución.
Ya en el año 2006, una investigación periodística sacó a la luz el informe oficial preparado por la Marina de Guerra del Perú, en el que se señalaba que la aeronave presentaba fallas técnicas y que el piloto carecía de experiencia para realizar vuelos nocturnos.
Pero más allá de estos sucesos, lo extraordinario alrededor del accidente de Alianza Lima es la gran cantidad de tiempo que acaparó en los medios por aquel momento, conforme el mar devolvía los cuerpos de los futbolistas, y la gran cantidad de historias fantásticas que se tejieron alrededor del paradero los que que nunca fueron encontrados: Luis Escobar, Francisco Bustamante, Alfredo Tomassini, Gino Peña y William León.
Una de ellas cuenta que se produjeron terribles incidentes entre el personal naval y los familiares de éstos futbolistas desaparecidos, ya que no les permitieron registrar el lugar con lanchas cuando aún había posibilidades de supervivencia, y que incluso los reprimieron a tiros.
El diario “La Crónica”, publicó el 10 de diciembre que “los integrantes de la delegación aliancista, en un dramático diálogo con el piloto del avión, tras conocerse del percance sufrido por la máquina, prefirieron inmolarse para no causar la muerte de numerosas personas, que de hecho habría ocurrido si el avión se precipitaba a tierra”, motivo que catapultó a estos futbolistas a ser vistos como verdaderos héroes patrios.
Corrió también un relato que hablaba sobre una posible salida con vida de Tomassini de ese accidente, considerando que sólo se había roto una pierna tras el choque, y que era un experto nadador, con certificados internacionales en la materia.
De hecho, “La Gónica”, otra publicación local, afirmó que “Tomassini luchó con mucho coraje por mantenerse a flote mientras mantenía un diálogo con el piloto. El marino habría alentado esta conversación para que el jugador no desfalleciera por el agotamiento, sin embargo, no pudo resistir más y se perdió para siempre en el mar de Ventanilla”.
Se tejieron allí hipótesis sobre una posible vinculación entre la marina y el tráfico de drogas. Que probablemente el piloto había matado a Alfredo, o que le habían obligado a salir de incógnito del país. Si hasta algunos dicen que aún está vivo, radicado en España bajo otro nombre.
La realidad es que nunca más se volvió a saber de Alfredo Tomassini, al menos hasta el el 27 de junio de 1991, cuando en Lima se fundó un club que actualmente lleva su nombre, como un pequeño homenaje no sólo a él, sino a todos los que perecieron en aquel accidente.

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Zhang Yalin, como se escribe en su China natal, pues los apellidos van primero, nació el 19 de abril de 1981, en Dalian, provincia de Liaoning, en el seno de una familia de clase media, cuyos miembros hombres practicaban deportes habitualmente. Dentro de ellos, el chico mostró rápidamente no sólo habilidad, sino también un gran amor por el fútbol, aún insipiente en esta parte de Asia.

Por esa misma razón, con apenas nueve años fue incluido en la academia del equipo Dalian Wanda, fundado apenas en 1983, y que por ese momento se encontraba tratando de reclutar jóvenes valores de la ciudad, para poder competir a nivel nacional en un futuro. Fue justamente en este conjunto donde comenzó a demostrar sus habilidades para posicionarse por delante de la defensa, recuperando balones.
Allí siguió jugando hasta los 16 años, cuando cansado de no tener oportunidades en el club, aceptó una oferta de los vecinos de la ciudad, el Dalian Yiteng, fundado en 1994 y que, directamente, buscaba jugadores para su primer equipo. Zhang seguía siendo una de las promesas de la región, y no le costó hacerse con un hueco en este conjunto del ascenso chino.

Fue entonces que completó su adaptación al fútbol profesional, y por eso tras apenas un par de años en el Yiteng, el conjunto más grande de la ciudad, el Dalian Haichang, se interesó por sus servicios, abonando incluso una buena suma por el futbolista, por entonces de 19 años.

Con la característica “26”
Ya en su primer año en el equipo, Yalin se afianzó como titular indiscutido, dándose a conocer en todo el país, y logrando que se le apodara “el Makelele chino”. En esa misma temporada, junto a sus compañeros logró conquistar la antigua Primera División, hasta ese momento denominada “Jia-A League”, algo que también conseguiría en 2001, 2002, y 2005, ésta última vez bajo su nombre de “Super League”.
Entremedio, en 2003, fue escogido para integrar el seleccionado sub23 de su país que acudiría a los Juegos Olímpicos de Atenas al año siguiente, pero al momento de acudir a esta cita, sufrió una lesión que le dejó fuera de los terrenos de juego varios meses, logrando además que se frustrara su posibilidad de ser traspasado a un conjunto de la Ligue 1 de Francia que le pretendía.
En 2006, ya asentado como uno de los mejores jugadores Asia, y siendo toda una celebridad para la prensa, comenzó un romance con la modelo y actriz china Jia Nini, con la que se casó ese mismo año en medio de una multitudes de curiosos que querían ver el “sí” de la pareja, y teniendo una hija en 2007, a la que decidieron llamar Shi-gamma.
Su boda paralizó a la ciudad
Todo marchaba perfectamente, hasta que a finales de 2008, más concretamente el 28 de noviembre, jugaría el que a la postre fue su último encuentro para el club. Luego de estar todo el partido en cancha, Yalin comenzó a sufrir un dolor en el pecho, que “era normal”, según sus propias palabras, debido a la cantidad de kilómetros que corría en cada partido. Sin embargo, por la noche la incomodidad no cesó, ni tampoco al día siguiente.
Por eso, acudió a realizarse un chequeo en las instalaciones del club, y fue allí que se le diagnosticó una enfermedad en los ganglios linfáticos, en estado avanzado. Para que la prensa no especulase acerca de su condición, y también como una terapia psicológica en medio de los tratamientos físicos, Zhang siguió formando parte de las convocatorias del Haichang, aunque ya casi no ingresaba a los terrenos de juego.
Su funeral
A pesar de luchar casi dos años contra esta enfermedad, en medio de la conmoción pública, Yalin falleció el 14 de febrero de 2010 por un linfoma en su sistema linfático, según confirmaron los médicos. Tenía apenas 28 años, y una prometedora carrera, que si bien no había alcanzado las expectativas de su juventud, aún tenía muchísimo para dar, y ya no hablemos de su vida personal, con una hermosa familia recién formada.

Al comienzo de la liga de ese año, el Dalian Shide, como se llama actualmente el viejo Dalian Wanda, decidió retirar la camiseta “26” que Zhang había vestido durante los siete años que se mantuvo en el equipo, donde pasó la mayor parte de su adolescencia, dejando un recuerdo imborrable.

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Diario El Gráfico, de Argentina, al otro día

Víctor Lobatón fue un jugador peruano, de la década del ´60 especialmente, que tuvo la oportunidad de compartir un terreno de juego con alguno de los más grandes futbolistas que ha dado su país, como por ejemplo Héctor Chumpitaz, con quien además de la selección compartió equipo en el Universitario de Lima. Sin embargo, su vida y la de toda una nación se vio sacudida el 24 de mayo de 1964, cuando se produjo una de las mayores tragedias del deporte a nivel mundial.

Es que se estaba jugando la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio de ese año, y Sudamérica había determinado que acudirían a la cita los dos conjuntos mejor clasificados en un sistema de todos contra todos. Para ese momento, Argentina era la cómoda líder, mientras que Brasil y Perú luchaban desesperadamente por el segundo puesto y el boleto a Japón.
Ese día, concretamente, se encontraban en Lima Perú y Argentina, siendo que los locales tenían la posibilidad de alcanzar a un Brasil que había resignado puntos en su camino, y la expectativa era total. El Estadio Nacional fue el recinto elegido, y quedó chico a pesar de su capacidad, en consideración de la cantidad de gente que quedó esperando fuera. Para evitar su ingreso, los responsables de las puertas de acceso las trabaron con candados.
Ya avanzado el encuentro, y manteniéndose la victoria visitante por 1 a 0 a pesar del mejor juego de los peruanos, se produjo una jugada en su ataque, en la Lobatón logró empujar el balón al arco desguarnecido de un portero argentino Cejas que había quedado tumbado tras un choque con el mismo en la previa de la acción.
Los 50 mil aficionados presentes -aunque la asistencia oficial era menor- gritaron el gol con todas sus fuerzas, con las típicas “avalanchas” sudamericanas, pero de pronto, el árbitro del encuentro, el uruguayo Ángel Eduardo Pazos, corrió hacia donde estaba Cejas tendido, con una de sus manos en alto, y la inequívoca señal de que había cobrado una jugada peligrosa de Lobatón.
Los fallecidos en la tragedia

El silencio en el estadio fue absoluto. Pero en cuestión de segundos, una gran cantidad de fanáticos peruanos se intentaban trasladar hacia la tribuna sur para llegar hacia el árbitro y poder agredirlo por la sanción. Cuando los policías advirtieron esto, fueron al choque de los hinchas, golpeándolos y multiplicando su sed de venganza.

En ese momento, Germán Cuenca Arroyo, mejor conocido como el “Negro Bomba”, se lanzó al terreno de juego del estadio en protesta por la invalidación, siendo reprimido con dureza por la fuerza pública. Su detención catalizó las protestas de los asistentes, al punto que ya no fue posible seguir con el partido.
Entonces, las fuerzas de seguridad tomaron la decisión de lanzar gases lacrimógenos para disipar a la multitud que se había agolpado en la tribuna más alta. Cuando los mismos surtieron efecto, los hinchas que estaban allí comenzaron a arrojarse a las gradas más bajas para ganar aire, pero a riesgo de colapsar totalmente las mismas.
Producto de esto, y más allá del intento desesperado de muchos de los fanáticos de arrojarse al campo de juego, unas 330 personas resultaron fallecidas, todas ellas con signos de asfixia y aplastamiento, en una tragedia que claramente se pudo haber evitado, como también pudo haber sido peor.
Luego de ello, el estadio fue remodelado y la capacidad del mismo reducida hasta los 45.000 espectadores, para evitar que volviera a suscitarse una tragedia de semejantes cifras. En tanto, las acusaciones sobre la actuación de las fuerzas militares, y la posibilidad de que algunos de los muertos presentaran heridas de bala, quedaron en la nada, como mucho de lo que sucedió en Perú por aquellas décadas.

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En el Norwich City
Este futbolista inglés de origen nigeriano fue el primero de raza negra en ser comprado por algún equipo de la Premier League en millón de libras, y luego de ello también se convirtió en el primer futbolista de cierto reconocimiento en confesar su homosexualidad, lo que le trajo persecuciones, aún más discriminación, y la idea en el aire de que sí, Fashanu era demasiado valiente para este mundo.
Pero la vida de Justin pasó por muchísimas instancias que merecen ser contadas. Afincado su padre abogado, nacido en Nigeria, en el barrio de Hackney, en Londres, nuestro protagonista nació en febrero de 1961. Pero rápidamente los malos augurios se harían presentes en su vida. Sus progenitores se separaron y tanto Justin como su hermano menor John, fueron enviados a un orfanato llamado Bernardo´s.
A los seis años, ambos fueron adoptados por una pareja local, Alf y Betty Jackson, quienes les educaron en Shropham cerca de Attleborough, Norfolk, donde vivían. Allí rápidamente comenzaron a practicar distintos deportes a pesar de las burlas de sus vecinos, y destacan especialmente en el boxeo, sobre todo Justin.

Sin embargo, sus padres adoptivos preferían que practicaran otro deporte, por lo que le instaron para que se probase en el Norwich City, y gracias a sus grandes condiciones atléticas, junto con lo aprendido en las calles del norte, quedó sin problemas en la juveniles del equipo. Justamente, en la temporada 1978/79, hizo su debut en Primera División, ante el West Bromwich Albion, donde tendría grandes actuaciones. Igualmente, fue cedido al Adelaida City de Australia, para ganar minutos de juego.
En el Nottingham Forest
De hecho, en la temporada 1979/80 ganó el premio al gol del año que entregaba la BBC gracias a un tanto espectacular convertido frente al Liverpool, y totalizando 35 anotaciones en 90 encuentros con los londinenses, fue llamado por el prestigioso entrenador Brian Clough para incorporarse al Nottingham Forest, que pagó un millón de libras esterlinas para que sustituyese a Trevor Francis, convirtiéndose en el primer futbolista negro por el que se pagó esa cifra.
El problema entonces fue que Clough, tradicionalmente conservador, se enteró de que Justin visitaba los fines de semana discotecas y bares de corte gay, lo que le molestaba por esa inclinación, y no por la desobediencia profesional, ya que todos los demás compañeros también salían cuando tenían tiempo.
La falta de relación entre ambos era cada vez más notoria, y acentuó la distancia entre Fashanu y su mejor nivel, al punto de que por sus bajos rendimientos, además de su condición, Clough llegó a separarle de los entrenamientos del equipo. Posteriormente, el entrenador reveló en su libro autobiográfico que habían discutido y que le había reprochado el acudir a sitios para homosexuales.
Por eso en agosto de 1982 fue vendido al Southampton, donde jugó apenas nueve encuentro, pero llegó a marcar tres goles, una buena cifra considerando que casi siempre era suplente, y a mitad de temporada el Notts County fue a buscarle y se lo llevó, aunque por sólo 150.000 libras. En este equipo sí logró continuidad, siendo bastante querido por los hinchas, y en 1985 fue transferido al Brighton & Hove Albion, por 115.000 libras.
Sin embargo, en uno de sus primeros entrenamientos con su nuevo equipo, Justin sufrió una terrible lesión en la rodilla. A sus 24 años, su carrera había conocido el éxito y el ocaso, la adoración y el ostracismo. Por eso apenas si jugó en este club, y como no encontraba su ambiente en Inglaterra, decidió salir nuevamente del país, aunque en esta ocasión con destino a Estados Unidos.
Su portada en “Gay Times”

Llegó a América en 1988, para jugar primero en Los Ángeles Heat y luego en los Edmonton Brickmen, disputando 38 encuentros en dos años, y más allá de que no recuperó su mejor nivel, le surgió una nueva oportunidad en la Premier, de la mano del Manchester City. Pero con los “ciudadanos” apenas jugó dos encuentros, lo mismo que le ocurrió seis meses más tarde en el West Ham.

Desde allí, en el siguiente año y medio, jugaría menos de 15 encuentros en distintos equipos, sumando a su carrera al Leyton Orient, el Hamilton Steelers, el Southall, el Toronto Blizzard, el Leatherhead y el Newcastle; hasta que adquirió algo de continuidad en el Torquay United, donde llegó a convertir 15 goles.
Luego pasaría al Airdrieonians de Escocia, el Trelleborg de Suecia, el también escoces Heart of Midlothian, antes de volver al Adelaida City, que a su vez le transfirió al Miramar Rangers de Nueva Zelanda, y de éste al Atlanta Ruckus norteamericano, donde cerró su carrera de forma oficial, en 1997, habiendo protagonizado traspasos que no llegaban ni a los 50.000 dólares en el tramo final de su carrera.
La estrella de aquel joven que había sabido brillar con las selecciones juveniles ingleses se había apagado poco a poco, y se mantuvo en la sombra hasta 1990, cuando a través de una entrevista para el tabloide británico “The Sun”, Fashanu decidió revelar su homosexualidad, que ya era un secreto a voces, para convertirse en el primer jugador de nivel profesional en hacerlo, cuando aún era un tema tabú.
El problema fue que Justin se pasó en algunas de sus declaraciones, como al indicar por ejemplo que había pasado una noche con un miembro del parlamento conservador casado. A partir de allí, una gran parte de la sociedad londinense, donde estaba viviendo, se volcó completamente en su contra, incluyendo a varios futbolistas que fueron sus compañeros durante su carrera.
Incluso, y para mayor deshonra de Justin, su hermano John quiso contar “su propia verdad” al mismo periódico, concediendo una nota que fue titulada “John Fashanu: mi hermano gay es un paria”, algo que hizo sumir en una profunda depresión al atacante. En los siguientes meses, historias inventadas en torno a sus salidas nocturnas inundaron las páginas de The Sun, a sabiendas de que los lectores estaban ávidos de noticias al respecto, algo que el denunció luego a la revista “Gay Times”.
El Fashanu Justin All Stars

Por algunos años, y luego de este incidente, su vida se volvió un tormento tras otros. Sumido en deudas, había tenido varias multas con sus automóviles, y sus últimos clubes le habían acusado de querer vender historias a la prensa, algo “poco profesional”.

Fashanu, que se había animado a traspasar todas las fronteras que un negro y un futbolista podían imaginar hasta ese momento, pasó a ser un recluido social en la última parte de su vida, hasta que 25 de marzo de 1998, un joven de 17 años declaró a la policía que el ex futbolista lo atacado sexualmente en Estados Unidos, donde se encontraba, y si bien se le interrogó, no había pruebas para arrestarlo.
Pero Fashanu no lo sabía, y regreso a Inglaterra para alejarse de todo el escándalo, aunque su mente ya estaba totalmente ciega. De hecho, en la mañana del 3 de mayo de 1998, fue encontrado ahorcado en un garaje abandonado en Shoreditch, Londres, que había asaltado tras visitar la sauna gay Chariots Roman Spa.
Sólo dejó una nota en la que indicaba: “Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia. Espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz”.
Increíblemente, la “justicia social” que se había llevado la vida de Justin, logró también que ningún otro futbolista se declarara homosexual hasta el 2008, cuando lo hizo el francés Olivier Rouyer. Actualmente, también se le ha homenajeado con la creación del equipo El Fashanu Justin Stars, que cuenta con el apoyo de la FA, y que es la cara de la lucha por la inclusión de futbolista homosexuales en Gran Bretaña.

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Nacido el 1 de diciembre de 1948 en el barrio de Nerviano, Milán; Luciano Re Cecconi supo convertirse, durante la década de los ´70, en uno de los niños mimados de un Lazio que arrebató el Calcio a los grandes del norte hasta que una muerte absurda, propia de su simpática carácter, le terminaría cortando una carrera que tenía aún mucho más por ofrecer. Una muestra más de que cuando el destino está marcado, y la tragedia se cierne sobre él, poco importa la calidad humana en cuestión.

Hijo de un albañil que mantenía como podía a su familia, Luciano comenzó desde muy chico a trabajar como carrero junto a su primo para ganar algo de dinero, y de esa manera poder comprarse los botines que necesitaba para jugar al fútbol en los campos de las afueras de Milán, donde se crió. Allí comenzaría a transformarse en aquel mediocampista todoterreno que tanto apreciaban sus compañeros por su despliegue. “Cuatro pulmones” le decían.

Rápidamente un vecino de su barrio le llamó para que comenzase a jugar con otros pequeños en el San Hilario de Milán, de allí fue llamado al Aurora Cantalupo, y pocos meses después, el Pro Patria se fijó en su posible contratación. En este club realizó el último tramo de su preparación para convertirse en “profesional”, y el 14 de abril de 1968 debutó en el primer equipo, jugando en la Serie C del Calcio, muy amateur todavía.

En el Foggia

Durante esta etapa, además, ya se había ganado el apodo de “ángel rubio” o “Cecconetzer”, el primero en referencia a su particular cabellera rubia, y el segundo porque a menudo era comparado físicamente con el alemán Gunter Netzer, que por aquel momento se desempeñaba en el Borussia Mönchengladbach.

Al año siguiente el entrenador Carlo Regalia le afianzó definitivamente como titular, y desde el espacio de líder en el mediocampo llegó a disputar 33 de los 38 encuentros de la temporada, transformándose en una de las revelaciones de la Serie C con apenas 21 años, y un talento que no entendía de categorías.

Fue entonces que el Foggia llamó a sus puertas. El equipo había estado en la Serie A hasta 1967, y en 1969 había jugado la final de la Copa Italia bajo la presidencia de Antonio Fesce y el técnico Tomasso Maestrelli, lo que parecía augurar un futuro mejor que se tradujo en un mercado de pases con la llegada de Re Cecconi como gran figura para intentar el regreso a Primera.

Una vez que se había puesto a punto físicamente, el joven mediocampista debutó con su nuevo club en la 11º jornada de la Serie B de la temporada 1969/70, ante el Perugia, completando finalmente una campaña con 14 encuentros como titular y un gol, que derivó además en el ascenso a Serie A nuevamente del Foggia.

Sin embargo, la campaña posterior a ésta no sería la mejor para el Foggia, que se vería entre los últimos de ta tabla de posiciones del Calcio, regresando a la Serie B por tener peor diferencia de gol que Fiorentina y Sampdoria. De esta forma, se puso en duda el futuro en el club de algunos de sus futbolistas, como el propio Re Cecconi, aunque finalmente permanecería en el mismo por otra temporada, en la que se convirtió en eje del equipo, que de igual forma finalizó octavo.

Pero ese año aparentemente perdido en la Serie B no sería uno más a la postre para el rubio mediocampista, ya que Maestrelli se había marchado a entrenar a la Lazio de Roma, y como primera condición pidió la llegada de Re Cecconi para fortalecer el mediocampo del conjunto capitalino.

Junto a Maestrelli

Para la campaña siguiente, la 1972/73, era un futbolista más asentado y no tuvo problemas en demostrar su mejor juego con los “laciales” formando una espectacular dupla con Mario Frustalupi, al punto de que se creó un gran equipo que terminaría tercero en la Serie A, sólo dos puntos por detrás del campeón Juventus. Ese año Re Cecconi firmaría 29 encuentros como titular, anotando también un gol. Para este entonces, además ya había sido convocado para la selección italiana sub23 y estaba en planes del seleccionado mayor “azzurro”.

Pero el gran momento de su carrera llegaría en la temporada 1973/74, cuando un espectacular equipo de la Lazio, que comenzaría a marcar época, se impuso en la Serie A a los hegemónicos equipos del norte que normalmente se imponían durante esa década. De hecho, tras perderse siete jornadas por lesión, logró convertirse en titular nuevamente, coleccionando 23 partidos con dos goles anotados.

Su gran momento de forma no pasó desapercibido entonces para Ferruccio Valcareggi, entrenador del seleccionado italiano, que le convocó para formar parte del equipo que representaría al país en la Copa del Mundo de Alemania. No obstante, la experiencia no fue buena para él, ya que apenas disputó algunos minutos en una Italia que, eliminada en primera ronda, fue una de las grandes decepciones de la competencia.

Igualmente, su calidad era innegable para cualquier compatriota, y el nuevo técnico del combinado, Fulvio Bernardini, le llamó para representar a Italia en un par de encuentros amistosos luego del Mundial, ante Yugoslavia y Bulgaria.

Lazio campeón 1973/74

Increíblemente, y a pesar de ser el campeón italiano, la Lazio no pudo formar parte en la temporada 1974/75 de la Copa de Campeones de la UEFA, tras haber sido sancionado por este organismo debido a una pelea entre sus jugadores y los del Ipswich Town de Inglaterra en los dieciseisavos de la Copa UEFA la campaña anterior.

A pesar de no tener que disputar entonces competencia europea, Lazio no repite la grandiosa campaña del anterior, logrando un cuarto puesto en la Serie A, donde de todas formas Re Cecconi logra destacarse entre sus compañeros.

Algo similar ocurriría en la temporada siguiente, pero siendo todo más dramático por la salida del entrenador Mestrelli, además de importantes jugadores, como Giorgio Chinaglia. Sin embargo, cuando el equipo corría riesgo de descenso, el propio Maestrelli regresó para tomar las riendas y recuperar el curso, aunque fallecería poco después, el 2 de diciembre de 1976, enfermedad que sufría y no había querido comunicar a sus jugadores. A la postre Lazio se salvaría por tener mejor diferencia de gol que el Ascoli.

De cara a la siguiente temporada, todos los hinchas se encomendaban definitivamente a lo que pudieran hacer en el terreno de juego Bruno Giordano y el propio Re Cecconi, quien justamente en el debut del equipo bajo las órdenes del entrenador Luis Vinicio, había debutado en la Serie A con una derrota por 3 a 2 ante la Juventus, en un encuentro en el que sin embargo el rubio marcaría el último gol de su carrera, una verdadera obra de arte.

Pero todo cambiaría en la tercera fecha del Calcio, cuando una dura entrada del futbolista del Bologna Tazio Roversi le provocaría una importante lesión en su rodilla izquierda, la que le demandaría varios meses antes de recuperarse de forma definitiva.

Su funeral congregó a miles de hinchas

Aburrido ante su ausencia en los terrenos de juego, en la noche del 18 de enero de 1977, se encontraba en su casa junto a algunos amigos, como el futbolista Pietro Ghedin, su compañero de equipo; además del perfumista Roman Fraticcioli. Éste les pidió dirigirse al negocio del joyero Bruno Tabocchini, ubicado en la zona de la Colina Fleming para retirar algunos productos.

Aunque se trataba de una zona tranquila, Tabocchini había sido asaltado en numerosas ocasiones por aquellos meses. Re Cecconi no lo sabía, e intentó jugarle una broma haciéndose pasar por un ladrón, por lo que se tapó la cara, ingresó detrás del dueño del local, y le gritó: “arriba las manos!”, simulando tener un arma en su derecha.

Sin embargo, Tabocchini no era un fanático del Calcio y no reconoció al futbolista, al que no dudó en dispararle con su arma Walther 7,65, provocándole una herida que le significaría la muerte una hora más tarde, mientras era atendido en una clínica de Roma. A pesar de la actuación del fiscal Franco Morrone en el caso, quien pedía una pena de tres años, el joyero fue absuelto por actuar en “legítima defensa” 18 días más tarde.

Re Cecconi dejó no sólo una huella imborrable para los fanáticos de la Lazio, sino también a su familia, compuesta por su esposa y sus dos hijas, Cesarina Stefano y Francesa, mientras que sus restos fueron inhumados en el cementerio de Nerviano, su barrio natal.

Al poco tiempo Agostino D´Angelo, directivo del club romano y muy amigo suyo, creó la fundación que lleva su nombre para luchar contra la violencia en las calles de la capital; y en noviembre de 2003, una de las calles del barrio romano de Tuscolano pasó a ser denominada también Luciano Re Cecconi.

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Eliseo Mouriño nació el 3 de junio de 1927 en Mataderos, Buenos Aires, Argentina. Hijo de Antonio Mouriño y su esposa Concepción, de orígenes españoles, el chico se ganó el apodo de “el gallego”. Quedó huérfano de padre cuando apenas tenía cuatro años, aunque para ese momento, ya se encontraba entre sus pertenencias un vieja pelota de trapo, su compañía inseparable.

Con la pérdida de Antonio, Concepción se trasladó junto con sus hijos al barrio de San Cristóbal, donde el pequeño Eliseo comenzó a jugar al fútbol, primero en los descampados de la zona, y más tarde formando parte del equipo local “Superclub”. Fue allí, de hecho, donde impresionó a sus primeros entrenadores por su facilidad para entender el juego, y predisposición a dar órdenes a sus compañeros de equipo.

Fue así que, tan pronto cumplió 14 años, fue llamado por el directivo de Superclub Emilio Ferrari, quien además trabaja en el Club Atlético Banfield como gerente del fútbol, organizó un partido entre la quinta división del “taladro” y los jóvenes amateur. Sorprendentemente, el equipo de Mouriño se impuso por 4 a 2, y tanto él como su compañero Jorge Ruiz, fueron fichados por Banfield.

Por aquel entonces, se dedicaba a transcribir piezas de música para piano, aunque ante el evidente futuro en el fútbol, declararía: “Tuve que dejar. Mi profesión es la de jugar al fútbol y tengo la obligación de dedicarme exclusivamente a ella. Si tuviese otra ocupación no podría darle al fútbol mis cinco sentidos y más de una vez en un partido mi cabeza estaría en otra parte y sólo mi cuerpo correría por la cancha”.

Una vez como parte de esta institución, Mourinho completó su formación sumando un gran desarrollo atlético a sus cualidades innatas, y para el 1 de junio de 1946, estaba listo para debutar en la Segunda División del fútbol argentino. Lo hizo, concretamente, en la victoria de su equipo por 3 a 1 frente a Unión de Santa Fé.

Ese mismo año, Eliseo formó parte del equipo de Banfield que logró el ascenso a Primera División, aunque siendo habitualmente suplente. Sin embargo, tras su debut en la categoría, el 9 de mayo de 1948 ante Independiente, se consolidó como titular, y ya nunca dejaría el puesto hasta 1952.

En este período, Mouriño formó parte del equipo de Banfield que en 1951 finalizó en el primer puesto del torneo argentino, convirtiéndose en el primero de los no denominados “grandes” de aquel país en lograrlo. Sin embargo, la gesta fue igualada por Racing, que terminó llevándose el campeonato tras dos encuentros desempate.

En esta etapa, Eliseo se convirtió en uno de los futbolistas preferidos de los entendidos en la materia, ya que realizaba una novedosa variante táctica, inexistente hasta entonces. De hecho, si bien el comenzaba los encuentros compartiendo el mediocampo con Hector D’Angelo, cuando su equipo era atacado retrocedía hasta formar una línea de cuatro defensores junto a Domingo Capparelli, Osvaldo Ferretti y Luis Bagnato.

A mediados de ese mismo año, el técnico Emilio Baldonero pasó de Banfield a Boca Juniors, y tan pronto firmar su contrato, realizó una sola exigencia a los directivos “xeneizes”, lograr la contratación de Mouriño. Sin embargo, Banfield sabía del valor de su futbolista, y lo vendió recién llegada la séptima oferta por su pase, que se convirtió en uno de los de mayor valor realizado dentro del fútbol argentino hasta la época, y que fue tasado en novecientos mil pesos y el pase definitivo del jugador Felipe Magnelli.

Para 1953, Mouriño ya se había consolidado en el mediocampo de Boca, jugando en el centro de la cancha, y flanqueado por dos de quienes serían sus mejores compañeros en un terreno de juego: Juan Francisco Lombardo y Natalio Pescia. Gracias a ellos, el club pudo ser campeón argentino al año siguiente, cortando su mayor racha negativa hasta ese momento, de nueve temporadas.

Justamente en el campeonato de 1954 Eliseo, quien era un verdadero señor dentro del terreno de juego, recibiría la única tarjeta roja de su carrera. En el encuentro ante Vélez Sarsfield, su compañero Juan Carlos Colman recibió una terrible falta de parte de un rival. Mouriño reaccionó enseguida, y se ganó la expulsión de la cancha.

Paralelamente, sus actuaciones en Banfield ya le habían valido el ser citado a la Selección Argentina desde 1952, y fue uno de los integrantes del equipo que logró obtener la Copa América de 1955, disputada en Chile, aunque no disputó todos los encuentros. Posteriormente repetiría logró en 1959, al hacerse con la misma competencia, aunque esta vez en terreno argentino.

El segundo arriba, a la izquierda

En tanto, también se ganó un sitio para formar parte del plantel “albiceleste” que acudió al Mundial de 1958 en Suecia, aunque la pobre actuación de los sudamericanos terminó por aguar una fiesta de la que no se sentía tan partícipe por volver a ser utilizado como relevo.

Por otro lado, más allá de sufrir hepatitis, enfermedad que no le permitió jugar en 1956, hasta 1960 Mouriño siguió siendo un referente indiscutible tanto para los distintos entrenadores que pasaron por Boca como para los hinchas del club, pero en ese año, se instaló en el primer equipo Antonio Rattín, una de las grandes promesas de la cantera del club que desde hacía un par de años alternaba entre reserva y primera.

Convencido de que su aporte al equipo mermaría en los siguientes meses, a comienzos de 1961 Mouriño decidió aceptar la oferta que le hizo el ignoto club chileno Green Gross, donde jugaba su ex compañero de Banfield Gustavo Albella, y a pesar del interés de Ferro, Platense y Racing por sus servicios. Pero su respuesta positiva escondía también un deseo reprimido: acudir al Mundial que se estaría realizando en aquel país, algo que finalmente nunca pasó.

Artículo tras su muerte

Increíblemente, Eliseo no llegaría siquiera a debutar oficialmente con su nuevo equipo. Es que en la madrugada del 3 de abril de ese año, cuando la delegación del Green Gross viajaba desde Osorno hasta la capital Santiago, el avión que los transportaba perdió el control y se estrelló contra el cerro Linares, falleciendo todos los viajeros, en lo que se denominó “la tragedia de Green Gross”.

Dante Panzieri, uno de los más importantes periodistas deportivas de la Argentina, le elogiaba de la siguiente forma: “Cuando el fútbol se hace simple, casi llega a ser innecesario ser habilidoso. Corriendo, a veces trotando, se tiene ganada la tranquilidad de poder darle a la pelota un destino claro, efectivo y práctico. Casos: Mouriño, Pizzuti”.

Actualmente, una de las tribunas laterales de la cancha de Banfield lleva su nombre, en reconocimiento a quien sin dudas fue uno de los grandes jugadores surgidos de la institución, y el que, si no pudo agigantar su leyenda, fue sólo porque la fatalidad se lo impidió…

En el video, podemos ver la fuerte repercusión que el pase de Mouriño de Banfield a Boca Juniors suscitó en la época, y que se ve reflejado en la película argentina “La Señal”

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